"La vía de la simplicidad. Hacia un mundo sostenible y justo"

Me resulta muy grato que vea la luz una edición en castellano de este libro. En verdad no es sorprendente, ya que algunos de los temas que vertebran el libro han sido centrales tanto en la historia reciente de España como en algunas de las iniciativas de corte alternativo que a día de hoy están en marcha en su territorio. La tesis fundamental del libro es que resulta imposible alcanzar un mundo satisfactorio a menos que, entre otras cosas, acometamos un cambio cultural integral que nos conduzca hacia formas de hacer cooperativas y colectivas, hacia democracias participativas y hacia la autosuficiencia a nivel local. En pocos lugares del mundo se conservan tantas tradiciones, memorias y prácticas en esa línea como en España, aunque, por supuesto, incluso ahí estén lejos de ser hegemónicas.

Me refiero en concreto a las ideas, valores y formas de vida que caracterizaban la vida rural española y que, gracias a que estaban profundamente enraizadas en su territorio, resultaron un soporte fundamental para los enormes e inspiradores logros del anarquismo español en los años treinta. Tal y como yo lo veo, nunca se ha otorgado un reconocimiento suficiente a ese periodo, lamentablemente corto, en el que colectivos de trabajadores y campesinos llegaron a gestionar economías regionales al completo sin necesidad de burócratas, políticos o funcionarios asalariados. Para ello se limitaron a utilizar procedimientos participativos desarrollados e implementados por la gente normal. Yo creo que, probablemente, este haya sido el logro más notable de la larga y problemática historia mundial de las formas de gobierno. Durante miles de años los humanos han permitido, muy a menudo —por no decir en la mayoría de los casos—, que los gobernaran clases dominantes y reyes brutales y tiránicos. Pero el modo correcto de gobernar una sociedad es sin intermediarios, directamente por la ciudadanía a través de un autogobierno completamente participativo. Aún estamos muy lejos de un horizonte como ese, pero los anarquistas españoles demostraron que es posible construirlo a gran escala. En inglés al menos, resulta complicado encontrar bibliografía que nos detalle cómo lo hicieron (aunque no tanto sobre su triste suerte en la Guerra Civil) y, en mi opinión, esto no deja de ser un síntoma de la falta de interés por aprender de su inestimable experiencia. Todavía nos resta mucho por conocer acerca de las mejores estrategias de actuación en una situación semejante, o sobre el modo de funcionar de aquellas experiencias y cómo consiguieron solucionar numerosos problemas. Pero la tesis central de este libro es que la difícil situación global a la que tenemos que hacer frente nos va a obligar, a partir de ahora, a prestar atención a estas cuestiones y, en concreto, a estudiar con mucho detalle los logros de la Revolución española. Y es que el único modo de solucionar los alarmantes problemas que en la actualidad amenazan nuestra superviviencia consiste en dar un giro de 180 grados que nos sitúe en la dirección de aquellas formas de gobierno puestas en práctica en un gran número de comarcas en 1936-1937.

Tampoco me resulta sorprendente que otro gran ejemplo de la efectividad de las estrategias cooperativas y participativas haya emergido, nuevamente, en esas tierras: el movimiento cooperativo vasco. O que España haya visto nacer la experiencia de Marinaleda. Ambos ejemplos se vienen a sumar al creciente cuerpo de pruebas que permite oponerse a la ortodoxia neoliberal que domina de forma abrumadora el ámbito socioeconómico. Y, por tanto, se sitúa también a la contra de la absurda hipótesis de la que el neoliberalismo hace bandera: la mejor forma de actuar es permitir que el egoísmo y la competición entre los más fuertes determinen nuestro destino.

Desde que la primera edición de este libro vio la luz, la situación global se ha deteriorado notablemente. Sería maravilloso poder decir que en el mismo periodo cada vez más gente ha abrazado la visión alternativa y radical que se presenta en el libro, pero por desgracia no sería cierto. El 1 % ha ascendido vertiginosamente y ya posee la mitad de la riqueza mundial. Mientras tanto, el resto de nosotros parece seguir tan obsesionado como siempre con las trivialidades, el deporte, los famosos y el consumo obsesivo. Pese a ello, también resulta evidente que la visión del mundo que ofrece la Vía de la Simplicidad está poco a poco ganando adeptos, sobre todo entre los miembros del movimiento de las Localidades en Transición. Pese a que en el capítulo 12 expongo mi descontento con algunos elementos de este movimiento, no quiero perder la oportunidad de enfatizar que posee un potencial enorme y —lo que es más importante— que su importancia como movimiento es absolutamente determinante. Y es que, si algún día conseguimos completar la transición a un mundo sostenible y justo, estoy seguro de que habrá sido gracias a este tipo de iniciativas, de lo cual las Cooperativas Integrales españolas también son un buen ejemplo.

Nada me angustia más que el hecho de que la solución a la difícil situación que atravesamos sea a la vez tan sencilla y tan ignorada. Hay problemas espantosos que están haciendo polvo a miles de millones de personas, además de servir de combustible a guerras bárbaras y de estar provocando un auténtico holocausto con la extinción de la biodiversidad. Y, a pesar de ello, ¡sería tan sencillo acabar con todos estos problemas si decidiéramos funcionar en base a algún tipo de Vía de la Simplicidad…! Hay muy poca gente que haya tenido la oportunidad de entrar en contacto con algún punto de vista acerca del mundo que no sea el convencional, razón por la cual la búsqueda de una riqueza y de un PIB ilimitados se da por sentada, no solo como intrínsecamente deseable, sino, incluso, como la única forma de resolver nuestros problemas. Por eso es tan importante lograr que el grueso de la gente por lo menos se dé cuenta de que podría haber otra forma de hacer las cosas. Yo creo que este libro es, de hecho, un argumento potente y convincente de que sí existe una forma alternativa de situarse en el mundo.

Por eso me alegra tanto que la Asociación Touda y Manuel Casal Lodeiro hayan promovido su traducción. Ellos se encargarán de utilizar todos los beneficios que se generen en concepto de derechos de autor para difundir el mensaje de la Vía de la Simplicidad y de otras iniciativas relacionadas.

También querría agradecer especialmente a Adrián Almazán la traducción y otros trabajos que ha acometido para hacer posible esta edición en castellano. Para terminar, no querría olvidar a Jorge Riechmann, cuyos esfuerzos para hacer posible que Trotta decidiera publicar este texto fueron inestimables.

Ted Trainer